Daily Devotionals
Bástate mi gracia
Por años el diablo se ha valido de la enseñanza tradicional del aguijón en la carne del apóstol Pablo para convencernos de que no necesitamos las bendiciones de Dios y de que debemos aceptar desde las enfermedades hasta el pecado: pero que lo hagamos por voluntad propia.
Quizás sea la interpretación errónea más destructiva y más ampliamente aceptada que existe en el Cuerpo de Cristo. He ido a países a predicar a gentes que apenas tenían conocimiento de la Palabra, y me he dado cuenta de que había llegado hasta ellos la enseñanza acerca del aguijón de Pablo.
A la mayoría de ellos se les ha dado la enseñanza errónea. La tradición dice que Dios le dio a Pablo el aguijón en la carne. Aún más, la tradición convierte al aguijón en un gran misterio. Pero eso no es lo que las Escrituras dicen; lo que dicen es que el aguijón en la carne era un mensajero de Satanás. No era de Dios, ¡sino de Satanás! El aguijón era literalmente lo que Pablo dice que era: un mensajero enviado de Satanás.
Pablo predicaba el Evangelio a todo lado que iba, y cada vez que lo hacía, destruía un poco más el reino de Satanás. Éste le envió un mensajero, un espíritu malo, para impedirle que siguiera predicando.
Cuando Pablo le pidió al Señor acerca de ese aguijón (véase 2 Corintios 12:8-10), Dios no le contestó en forma negativa, sino que le dijo: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad [en la incapacidad para producir resultados]” (W. E. Vine¿s Expository Dictionary¿Diccionario Expositivo de W. E. Vine).
En otras palabras, cuando Pablo no tuvo más fuerzas para seguir adelante, el poder milagroso de Dios fue suficiente para él y lo capacitó para ser un vencedor a pesar de su debilidad.
No permita que el diablo le impida obtener la victoria. Deshágase de la tradición y atrévase a creer la Palabra de Dios. Pelee la batalla de la fe, y al igual que el apóstol Pablo, usted verá la salvación del Señor.
Scripture Study: 2 Corintios 12:1-10
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