Daily Devotionals

Solo la Palabra viva del Dios Todopoderoso puede darle el poder para disciplinar la carne y para hacerle pensar, hablar, actuar y verse como una persona nacida de nuevo.

Cuando me convertí, el vicio horrible de fumar dominaba mi vida. Traté por todos los medios posibles de dejar el vicio, pero nunca pude. Después de meses de lucha y fracaso decidí asistir a una campaña en la iglesia de Hilton Sutton en Houston, Texas. Antes de entrar a la iglesia, escondí los cigarrillos en la visera de sol del auto.

Aun no había aprendido mucho de la Palabra ni nunca había visto el poder de Dios en acción. Así que cuando comencé a oír a esos ministros predicar ungidos por el Espíritu Santo, el Espíritu cautivó mi mente y la Palabra viva me dejó fascinado. Mis deseos cambiaron. Lo único que quería era conocer más a Dios. Por primera vez en mi vida las Escrituras cobraron vida.

Después de la campaña, cuando iba de regreso a mi casa, encontré los cigarrillos que había escondido en la visera del auto y me di cuenta de que no me habían hecho falta.

¿Qué había sucedido? La Palabra me había alejado del deseo de fumar y me había dado el poder para disciplinar la carne. Cuando vi a Cristo en la Palabra y bajo la unción del Dios Todopoderoso, fui hecho libre no solo del vicio de fumar, sino también del deseo.

Déjese fascinar por la Palabra viva y conozca el poder que puede hacerlo libre para siempre.