Daily Devotionals
Lo único que lo liberará
Con toda la gloria y el poder que Dios está derramando en la actualidad, usted pensaría que todo creyente de la Tierra estaría tan feliz como un pez en el agua. También creería que cada uno de nosotros sería sanado, liberado y que estaría proclamando alabanzas al Señor durante todo el día. Consideraría que estamos libres de las ataduras del diablo. Pero francamente, hoy en día muchos cristianos se encuentran más frustrados que nunca. El poder de Dios que obra milagros está cayendo a su alrededor como lluvia…sin embargo, no importa a dónde vayan ¡no logran empaparse de ella! Estos creyentes confundidos, van de una reunión a otra esperando que el Señor los sane de alguna enfermedad, que los libere de algún mal hábito o pecado que los haya atrapado. Cuando asisten al servicio, gritan, vociferan y alaban a Dios. Corren a lo largo de los pasillos, disfrutan el momento y caen bajo el poder de Dios. No obstante, a pesar de lo maravilloso que fue, al regresar a su hogar comienzan a sentir dolor otra vez y confiesan con tristeza: “Bueno, pienso que tampoco conseguí nada esta noche”. Si le ha sucedido esto, deseo que preste mucha atención. Si usted ha pensando: “Realmente no lo entiendo, en el pasado cuando alguien oraba por mí, yo sanaba. Sin embargo, ahora incluso los ministros más ungidos oran por mí y no sucede nada”. Quiero que sepa algo: Dios no lo ha descuidado, Él no ignora su necesidad, simplemente le está indicando que es tiempo de crecer. No llore al saber esta verdad, pues ¡son buenas noticias! El Señor anhela que sea consciente de su madurez en Él y que ya no precise de comida de bebé. Usted no necesita que nadie le imparta sanidad y liberación. No hace falta que vaya de una reunión a otra tratando de obtener un milagro; pues ha crecido a tal grado donde Él espera que usted tome su Biblia y obtenga por fe lo que necesita. Usted no es el único, ya que existen muchos creyentes que han alcanzado este mismo crecimiento de nivel espiritual. Y desde ahora, si desean vivir libres -de la enfermedad, del pecado, de las dolencias, de la pobreza y de todo el resto de la basura del diablo- tendrán que buscar esa libertad en la Palabra. Jesús le está enseñando a usted, lo mismo que a mí: «Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres» (Juan 8:32). Es más, ¡es lo único que lo hará libre! Proverbios 13-14; Salmo 6 Yo conozco la verdad, y ésta me hace libre (Juan 8:32).
Scripture Study: Juan 8:31-38
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