Daily Devotionals

August 30

¡No siga el juego!

Kenneth Copeland
Gloria de los hombres no recibo. Mas yo os conozco, que no tenéis amor de Dios en vosotros. Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, ése recibiréis. ¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único?

Honor. El honor divino es el que mantiene su palabra y estándar de integridad sin importar qué suceda. Éste nunca falla, siempre triunfa. A diario, se requiere que usted realice compromisos de honor. Tiene que tomar decisiones con respecto a la ética en su lugar de trabajo, al disciplinar a sus hijos, al mantener su matrimonio estable -y esto es difícil-. Debe escoger entre el honor de la humanidad y el de Dios. El del Señor es verdadero y un éxito seguro…no obstante, el del ser humano trae un éxito temporal y superficial que finalmente termina en fracaso. En otras palabras: parece algo bueno, pero no es duradero. Usted no puede darse el lujo de vivir como un cristiano sin honor. Nunca será una persona fiel sin éste; ya que sin honor, no posee el poder para ser fiel. Pues el honor no se encuentra en su interior. En Juan 5:41-44, leemos que Jesús les enseñó a los fariseos acerca del honor que proviene sólo de Dios. Ése es el tipo de honor que necesitamos para enfrentar el tiempo en que vivimos. Como creyente que vive por fe, usted puede convertirse en una fuerza poderosa en la Tierra. Sin embargo, debe andar conforme al honor del Señor si desea lograrlo. La definición de los seres humanos acerca de este principio es muy diferente a la de Dios. En realidad, éste sólo es un derivado del honor de Dios. No obstante, éste es superfluo e inconstante. Además, es falso, pues engaña a la gente. El honor del mundo que proviene y se le da a las personas, lo denomino: “el juego del honor”. En este deporte todo se realiza con el fin de ganar el prestigio, el poder y la autoridad que otros puedan otorgar. Es un honor temporal, efímero y deshonroso si comparamos lo que algunos harían por conseguirlo. Al jugarlo, las personas conspiran, ruegan, intercambian favores, engañan y esconden la verdad para “ganar”. Es posible que usted trabaje con gente así. Es probable que ellos reciban los mismos privilegios, el mismo “honor” que aquellos que realmente se lo merecen, aunque no lo hayan obtenido con un verdadero honor. Sin embargo, a la larga no ganarán. Por otro lado, el Señor es fiel en honrarlo cuando usted actúa de manera honorable. Y esto se debe a que su honor ¡proviene de Él! Dios es honorable. Entonces ¡no siga ese juego del mundo! Viva de una manera honorable con el honor que procede sólo de Dios. Las recompensas que obtendrá serán muy grandes y eternas… Él lo garantiza. Eclesiastés 1-2; Salmo 16 Mientras honro a Dios, Él me honra (1 Samuel 2:30).

Scripture Study: Salmo 15


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