Daily Devotionals
Péguele con la piedra del conocimiento
¿Alguna vez se ha puesto a pensar cómo un joven pastor como David pudo convertirse en un hombre conforme al corazón de Dios y tan fuerte espiritualmente que Dios lo escogió para ser el rey de Israel?
Yo lo he pensado. De hecho, le pregunté al Señor acerca de ello, y me mostró que la revelación fue la que convirtió a David en un hombre espiritualmente poderoso: la revelación que recibía durante sus muchas horas de meditación en las cosas de Dios. Me imagino que el día en que escribió el Salmo 23, David estaba meditando en la bondad de Dios y cantándole alabanzas. Él estaba teniendo comunión con Dios cuando, de repente, el Señor le ungió y David exclamó: “¡Jehová es mi pastor!”
Sin duda se acordó de las ovejas que cuidaba cuando era jovencito: “Me enfrenté a la muerte por esas ovejas. Las guíe a lugares de pastos verdes y de aguas frescas, limpias y tranquilas”. Continuó meditando en esas cosas y se llenó de emoción: “Cuando me enfrenté al león y al oso, ¿no dispuso Dios una mesa delante de mí en la presencia de esos enemigos? El me dio la victoria. ¡Mi Dios! ¡Mi Dios peleará por mí! “Jehová es mi pastor; nada me faltará”.
Esa revelación invadió tanto el alma de David que el diablo no pudo hacer nada para quitársela. Por eso, cuando Goliat estaba burlándose de Israel, David salió a pelear contra él. Todos los israelitas le tenían miedo a Goliat, excepto David, porque en su ser había una revelación que decía: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo”. Esa revelación le dio a David el valor y el poder no solo para decir: “yo vengo a ti en el nombre del Señor Todopoderoso, el Dios de los ejércitos”, sino también para incrustar una piedra en la cabeza del gigante.
Si el diablo anda buscando cómo destruir su vida, haga lo que David hizo: medite en Dios y en su Palabra, cante alabanzas al Rey y tenga comunión con el Señor hasta que la revelación de quién es Cristo en usted empiece a inundar todo su ser. Luego, dígale al diablo: “Tú no vas a hacerme daño, porque Jehová es mi pastor”. Péguele con la piedra del conocimiento revelado y lo dejará fuera de combate.
Scripture Study: Salmo 23